Es algo natural que un PC sea cada vez más lento según va pasando el tiempo, debido a muchos factores, algunos destacados son las actualizaciones de aplicaciones y Sistema Operativo que exigen cada vez más recursos para funcionar de forma fluida.
De este modo, aunque ‘formateemos’ el equipo, seguirá sin mejorar demasiado.
En un uso doméstico/administrativo de una computadora, los dos grandes factores que influyen en la fluidez son la velocidad de proceso (microprocesador) y la velocidad de lectura/escritura de la información (disco duro). El primer factor ha evolucionado de forma exponencial hasta hace unos años y estamos en un momento de la relación harware/software en el que las necesidades computacionales están más que cubiertas. Ahora el factor clave en un uso doméstico (multimedia, documentación, navegación, etc) es la velocidad de acceso y modificación de los archivos, y en este sentido, la tecnología SSD en los discos duros ha supuesto un salto cuantitativo impresionante.
El principal talón de Aquiles del SSD con respecto a los HDD es la relación capacidad/precio, si bien su coste ya se ha reducido considerablemente en los últimos dos años y es previsible que siga esa tendencia.
Entonces, si tu equipo tiene entre 3 y 6 años (hablamos de un i3 hacia arriba en el caso de intel, o incluso de muchos Quad Cores), es probable que te resulte mucho más rentable invertir entre 50€ (disco duro Kingston 240GB) y 100€ (disco duro Samsung 500GB), más un servicio de clonado del disco antiguo si no sabes hacerlo tu mismo (que pueden ser unos 30€ a mayores en cualquier servicio técnico) que comprarte un equipo nuevo.
Personalmente he visto como muchos equipos han cambiado de forma radical con esta modificación, funcionando notablemente más ‘rápido’ que modelos nuevos entre 500€ y 1000€ que equipan discos duros HDD.
Si tienes alguna duda o quieres compartir tu experiencia deja tu comentario. Esperamos que esta información pueda serte útil.
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